El trágico final del Centurión apodado «Dame otro»

Si recordáis, en la entrada sobre los castigos a las legiones, en las notas hablábamos de una anécdota que Tácito nos cuenta, y es que en el año 14 D.C. las legiones del Rhin habían linchado a un centurión, apodado cedo alteram, literalmente «tráeme otro». El sobrenombre se debía a su costumbre de calentar la vara en los lomos del legionario de turno mientras pedía a gritos otro «vitis» para no perder el ritmo.

Los Anales o Libros desde la muerte del Divino Augusto —Ab excessu Divi Augusti libride Cornelio Tácito son la principal fuente historiográfica para conocer la primera mitad del siglo I d.C., la consolidación del Principado y la sucesión de intrigas de la familia Julio-Claudia. Y la fuente de tal anécdota la encontramos en el primero (I.16-30) de los dieciocho libros que componen su obra, de los que tan solo conservamos del I al VI y del XI al XVI.

Nos hallamos en el año 14 dC, tras la muerte del Princeps, Augusto. Un periodo que, al igual que sucederá muchas otras veces tras la muerte de un emperador, no estará exento de turbulencias entre las legiones. Así sucedió en Germanía, motín que fue sofocado el celebrado general Nerón Claudio, conocido como Germánico, y en Panonia en donde va a tener lugar el suceso. Durante este levantamiento, los soldados rasos o milites, encontraron su oportunidad de vengarse de quien había sido cruel o mezquino hacía ellos.

Panonia

En este caso, Tácito nos hablar de un Centurión de nombre Lucilo, a quien habían apodado “Cedo alteram»  (dame otra), pues tal era su saña al golpear que cada vez que rompía la vara de vid («vitis»), que utilizaban para disciplinar a las tropas, sobre la espalda de un soldado, pedía otra. El mote, que reflejaba entre «bromas» el mal carácter de este oficial, acabaría contándole la vida a manos de sus hombres hartos de tantas costillas rotas.

Centurion 50 av. JC

Centurión con el «Vitis»

Así nos lo cuenta Tácito:

…et centurio Lucilius interficitur cui militaribus facetiis vocabulum ‘cedo alteram’ indiderant, quia fracta vite in tergo militis alteram clara voce ac rursus aliam poscebat.

C. Tacitus, Annales I.23.3

…y fue asesinado el centurión Lucilio a quien, por broma de los soldados, habían dado el nombre de “Dame otra” porque, una vez rota su vara de vid sobre la espalda de un soldado, pedía otra en voz alta, y luego otra.

Traducción: sitibiterralevis.wordpress.com

El escritor J. J. Benítez, en su libro ‘Caballo de Troya, utilizó el nombre del infortunado centurión para adjudicárselo al legionario que,  en la ficción, se encargó de aplicar los latigazos a Jesús de Nazareth en el poste del patio de la fortaleza Antonia, en Jerusalém.

El nuevo emperador Tiberio —14-37 d.C.— envió a su hijo Druso a sofocar la revuelta, que terminó con sus cabecillas y seguidores ejecutados. Si bien es cierto que algunas de las peticiones que provocaron estos motines en el limes serían en parte atendidas.

Fuentes:

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