Lucrecia, el mito del nacimiento de la República Romana

EL IDEAL DE MUJER ROMANA – LA MATRONA 

En muchos escritos anteriores hemos visto cómo es el ideal de la mujer romana es el de la matrona (de la raíz  mater-madre- se refiera a la mujer casada), sinónimo de mujer adulta, respetable y honrada. Son las mujeres patricias, procedentes de las familias fundadoras de Roma. Éste era un modelo de mujer cuyo comportamiento, en todos los aspectos de la vida, debía ser irreprochable.

Hispania Romana - Carranque

Recreadores de la Asociación Cultura Hispania Romana – Villa Romana de Carranque

Este ideal era el paralelo femenino del  buen romano, que se resume en la gravitas, parsimonia pudicitias, certamen, pides, pietas y virtus. Gravitas (comportarse de acuerdo al rango social), Parsimonia (austera sobriedad en todo), Pudicitias (pudor, integridad moral), Certamen ( sentido de la competición), Pides (fe en la palabra dada, Lealtad), Pietas (comportarse con justicia y respecto hacia las leyes e instituciones), y la virtus (la excelencia militar). No es un modelo que nos quede muy lejos, pues es el que heredó la tradición cristiana. Sigue leyendo

LEGIONES DE ROMA, EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA!

El ejercito romano podría ser considerado como el mayor y más preparado cuerpo militar de la historia antigua. Un máquina de guerra bien engrasada que hizo posible la extensión de Roma a casi todos los confines conocidos de la antigüedad.

Como proclama Rómulo al descender de los cielos a Próculo Julio sobre el destino de Roma:

 «Ve y anuncia a los romanos que es voluntad de los dioses que mi Roma sea la capital del orbe; que practiquen por consiguiente el arte militar; que sepan, y así lo transmitan a sus descendientes, que ningún poder humano puede resistir a las armas romanas» (1)

La legión romana (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) era la unidad militar de infantería básica de la antigua Roma Sigue leyendo

Martius, el mes de Marte y las Matronalia. Distintos cultos para hombres y mujeres!!!

El historiador griego Polibio decía que !los romanos eran más religiosos que los mismos dioses!. En efecto, cada mes tenía varios días reservados a los dioses, feriae, y gracias al poeta romano Ovidio, que escribió en la madurez de su vida un calendario poético llamado Fastos, han llegado a nosotros varias fiestas romanas y las leyendas relacionadas con cada una de ellas.

En la Antigua Roma, marzo era el mes dedicado al dios Marte, el dios de la guerra, hijo de Júpiter y de Juno. En latín se le conoce como Mars, Martis y su adjetivo correspondiente es Martialis o Martius.  En nuestra lengua, marcial, lo conservamos, por ejemplo, en las artes marciales o las marchas marciales. Era un mes muy animado: en él en origen se iniciaban de los cargos públicos, tenían lugar los comicios republicanos y, tras ellos, comenzaban los consecuentes consulados. En este mes se reanudaban los trabajos en el campo y se preparaban las armas para la guerra.

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Estatua de Marte (Ares) en Villa Adriana (Tívoli).

Marte es uno de los dioses más importantes de los romanos, y pertenece a la triada arcaíca de los dioses superiores (Júpiter, Marte y Quirino). Para calibrar su importancia, baste señalar que el año romano se iniciaba originalmente en el mes consagrado a este dios: Martius mensis. Además, Marte se considera el padre del pueblo romano al ser el el dios que, al engendrar a Rómulo, junto con su gemelo Remo, hizo posible la fundación de Roma. Naturalmente, Marte es el dios de la guerra, una de las actividades fundamentales de los romanos, se representaba armado como un hoplita griego y su animal sagrado era el lobo; pero es también dios de la agricultura, quizás la actividad más importante para estos pueblos agrarios: una de las plegarias más antiguas, que se ha conservado en la obra sobre agricultura de Catón, comienza y termina con la fórmula “Padre Marte”, y en ella se ruega al dios que favorezca las cosechas, guarde el ganado y mantenga a salvo a la familia. Sigue leyendo

Animales de compañía en Egipto y la Antigua Roma!

Las razones de cómo fueron domesticados los animales son inciertas y se remontan a varios miles de años, a los origines de la especie humana. Con casi toda seguridad, los animales que ahora denominamos «de compañía» fueron domesticados para colaborar con el hombre.

La verdad es que la atracción entre hombres y perros fue mutua y casi instantánea. Los primeros vestigios de coexistencia entre ambas especies datan de hace 6 mil años en tumbas antiguas de hombres enterrados al lado de sus mascotas.

Aparentemente, entre los pueblos antiguos, podría decirse que los griegos fueron los primeros en adoptar al perro, pariente del lobo, como animal de compañía. El perro ya estaba presente en las narraciones de la mitología griega. Hades, dios de los infiernos, encargó a un perro, Cerbero, la guardia de las simas abismales para evitar que los espíritus de los muertos pudieran escapar.  También Homero en la Odisea destaca la fidelidad del perro de Ulises, Argos, ya que fue el único que reconoció a su amo cuando regresó a su patria con ropaje de vagabundo tras una larga ausencia.

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