El trágico final del Centurión apodado «Dame otro»

Si recordáis, en la entrada sobre los castigos a las legiones, en las notas hablábamos de una anécdota que Tácito nos cuenta, y es que en el año 14 D.C. las legiones del Rhin habían linchado a un centurión, apodado cedo alteram, literalmente «tráeme otro». El sobrenombre se debía a su costumbre de calentar la vara en los lomos del legionario de turno mientras pedía a gritos otro «vitis» para no perder el ritmo.

Los Anales o Libros desde la muerte del Divino Augusto —Ab excessu Divi Augusti libride Cornelio Tácito son la principal fuente historiográfica para conocer la primera mitad del siglo I d.C., la consolidación del Principado y la sucesión de intrigas de la familia Julio-Claudia. Y la fuente de tal anécdota la encontramos en el primero (I.16-30) de los dieciocho libros que componen su obra, de los que tan solo conservamos del I al VI y del XI al XVI. Sigue leyendo

LEGIONES DE ROMA, EVOLUCIÓN Y ESTRUCTURA!

El ejercito romano podría ser considerado como el mayor y más preparado cuerpo militar de la historia antigua. Un máquina de guerra bien engrasada que hizo posible la extensión de Roma a casi todos los confines conocidos de la antigüedad.

Como proclama Rómulo al descender de los cielos a Próculo Julio sobre el destino de Roma:

 «Ve y anuncia a los romanos que es voluntad de los dioses que mi Roma sea la capital del orbe; que practiquen por consiguiente el arte militar; que sepan, y así lo transmitan a sus descendientes, que ningún poder humano puede resistir a las armas romanas» (1)

La legión romana (del latín legio, derivado de legere, recoger, juntar, seleccionar) era la unidad militar de infantería básica de la antigua Roma Sigue leyendo

Martius, el mes de Marte y las Matronalia. Distintos cultos para hombres y mujeres!!!

El historiador griego Polibio decía que !los romanos eran más religiosos que los mismos dioses!. En efecto, cada mes tenía varios días reservados a los dioses, feriae, y gracias al poeta romano Ovidio, que escribió en la madurez de su vida un calendario poético llamado Fastos, han llegado a nosotros varias fiestas romanas y las leyendas relacionadas con cada una de ellas.

En la Antigua Roma, marzo era el mes dedicado al dios Marte, el dios de la guerra, hijo de Júpiter y de Juno. En latín se le conoce como Mars, Martis y su adjetivo correspondiente es Martialis o Martius.  En nuestra lengua, marcial, lo conservamos, por ejemplo, en las artes marciales o las marchas marciales. Era un mes muy animado: en él en origen se iniciaban de los cargos públicos, tenían lugar los comicios republicanos y, tras ellos, comenzaban los consecuentes consulados. En este mes se reanudaban los trabajos en el campo y se preparaban las armas para la guerra.

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Estatua de Marte (Ares) en Villa Adriana (Tívoli).

Marte es uno de los dioses más importantes de los romanos, y pertenece a la triada arcaíca de los dioses superiores (Júpiter, Marte y Quirino). Para calibrar su importancia, baste señalar que el año romano se iniciaba originalmente en el mes consagrado a este dios: Martius mensis. Además, Marte se considera el padre del pueblo romano al ser el el dios que, al engendrar a Rómulo, junto con su gemelo Remo, hizo posible la fundación de Roma. Naturalmente, Marte es el dios de la guerra, una de las actividades fundamentales de los romanos, se representaba armado como un hoplita griego y su animal sagrado era el lobo; pero es también dios de la agricultura, quizás la actividad más importante para estos pueblos agrarios: una de las plegarias más antiguas, que se ha conservado en la obra sobre agricultura de Catón, comienza y termina con la fórmula “Padre Marte”, y en ella se ruega al dios que favorezca las cosechas, guarde el ganado y mantenga a salvo a la familia. Sigue leyendo