Un viaje en el tiempo para toda la familia «La Illeta, Cuna de Civilizaciones»

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El Campello, mi ciudad natal, es un pueblo alicantino bañado por el mar Mediterráneo que, si bien tiene una historia reciente muy joven, de apenas algo más de 200 años, posee restos y evidencias de una historia muy muy lejana en los tiempos.

Como no podía ser de otra forma, desde este enclave, al igual que sus vecinas Allon y Lucentum, los habitantes de estas tierras, ya desde la prehistoria, han visto pasar desde la orilla del mar todo tipo de embarcaciones durante la antigüedad: fenicias, griegas, púnicas y romanas. Sigue leyendo

Velázquez y Galileo, una combinación perfecta!!

Felipe IV, Galileo y Velázquez

Felipe IV, Galileo y Velázquez

Aunque os pueda parecer extraño, resulta que sí, que estos dos grandes genios, cada uno en su campo:  «Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, pintor español, Sevilla 1599-1660. Galileo Galilei, matemático, físico y astrónomo italiano, Pisa 1564-1642», a pesar de las distancias geográficas, idiomáticas y de disciplinas, unieron esfuerzos para producir una de las más grandes esculturas de su tiempo. Sigue leyendo

ISABEL II, LA ÚLTIMA REINA DE ESPAÑA!!!

Tras el anuncio de la abdicación del Rey D. Juan Carlos I, independientemente del debate monarquía vs república, se reabre la controversia por la sucesión al trono en favor del hijo varón por encima de la primogénita Da. Elena, por ser ésta mujer. Por ello, es obligado repasar un poco la historia reciente de nuestro País y recordar a la que fue la última reina de España. Un 10 de octubre de 1930 nacía en una España convulsa la que sería la futura y última reina de España, Isabel II, a quien la historia conocería como la  “de los Tristes Destinos” …

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Reina Isabel II Autor: Franz X. Winterhalter

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«UNA DE PIRATAS» Mujeres Pirata

Piratas, qué buenos ratos nos han hecho pasar frente al televisor, ¡verdad!, Intrépidos que, sin temor a los peligros, surcaban los “siete mares” en busca de botines y aventuras.

Piratas en el Cine y la Literatura

El cine y la literatura han sacado buen partido de esas historias de aventuras, tesoros e islas pérdida obteniendo algunos de sus mejores argumentos basados en los devenires de aquellos hombres y, ah!!!  también de aquellas mujeres, que dedicaron sus breves y exicitantes vidas a recorrer el mar.

El gran momento de este tipo de relatos llegó a finales del siglo XIX e inicios del XX, cuando las novelas juveniles y de aventuras se llenaron de corsarios y temibles piratas salidos de las plumas de Stevenson (La Isla del Tesoro), Salgari, Verne, Cooper o Sabatini. El joven Hollywood no tardó en percatarse del éxito y de las posibilidades de tales personajes hacia los años veinte: Douglas Fairbanks, Errol Flynn, Anthony Quinn, Tyrone Power, interpretarían a los mas famosos piratas de la gran pantalla.

ImagenUna de las últimas aventuras que hemos disfrutado, de la mano de Disney, “Piratas del Caribe”, nos da buena muestra de la idea que tenemos de sujetos aguerridos, simpáticos, con un espíritu aventurero que ronda lo inconsciente, ganas de juerga y donde el ron lo inunda todo. Sin embargo, la realidad fue muy diferente a la visión “romántica” que nos ha trasmitido el celuloide.

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As´que sí, hoy toca “UNA DE PIRATAS”, de piratas mujeres, que las hubo. No fueron muchas, pero han pasado a la historia por teñir de sangre las costas del Caribe y de China. Mujeres que, al igual que los hombres, hubieron de enfrentar los mismos peligros y castigos.

Orígenes de la Piratería

Si bien, normalmente asociamos la piratería al Caribe y los Mares del Sur allá por los siglos XVI y XVII, lo cierto es que existieron piratas casi desde el principio de los tiempos. Podríamos pensar que la piratería es tan antigua como el propio hombre, pues lo es el “desear lo ajeno”. Estos temidos “lobos de mar” ya eran muy conocidos más de cuatros cientos años antes del nacimiento de Cristo. Los griegos llamaban “piratas” a los saqueadores de navíos En el año 78 aC, Julio Cesar atacó a los piratas de Cilicia, en la actual Turquía. Hacia el siglo VIII los vikingos eran los temidos piratas que asolaban las costas europeas. Atacaban, más bien arrasaban, toda población de Europa Occidental.

Vikingo (del inglés viking, y este del nórdico antiguo víkingr)1 es el principal de los nombres dados a miembros de los pueblos germánicos originarios de Escandinavia, famosos por sus incursiones y pillajes en Europa.

Los drakkar vikingos eran embarcaciones largas, estrechas, livianas y con poco calado, con remos en casi toda la longitud del casco.

Pero será en el siglo XVI cuando, de la mano de la reina Isabel I de Inglaterra, volverán a resurgir con fuerza. La reina legalizó la escuadra de piratas ingleses del capitán Francis Drake para que atacara y saquera las naves de la flota española a su regreso del Nuevo Mundo cargadas de oro y plata. A estos piratas “legales” se les denominó “corsarios” y vaya que sí hicieron pupa a las poderosa flotas del Imperio! Entre 1630-1697 los piratas tomaron América Central como su principal sede. Allá donde iban sembraban el terror, sobre todo en el mar caribeño. Port Royal, se convirtió en la base de piratas más famosa del mundo. En esos mismos siglos, el Mediterráneo español se veia constantemente atacado por los piratas berbériscos del norte de África.

Mujeres pirata

Y, sí, también hubo también mujeres metidas a piratas, aunque son escasos sus nombres. Las más conocidas surgieron entre los siglos XVI y XVIII en las aguas caribeñas, auténtico paraíso para el bandidaje y nido de piratas mujeres, en su mayoría europeas, deportadas o emigradas a América.

Grace O’Malley se convirtió en la pesadilla de la poderosa reina Isabel I de Inglaterra, soberana que protegió y se benefició de la piratería.

Algunas habían sido capturadas junto a tripulaciones piratas o en puertos piratas como Judith-Armande Préjoly (S. XVII), de quien se cuenta que fue ahijada de Richelieu y deportada por hereje. Hubo otras como la irlandesa Grace O’Malley, llamada “Graine Mhaol” debido a su pelo corto; Ching Shih, reina de los piratas chinos que tomó el control de la enorme flota pirata de su último marido en 1807; la inglesa Charlotte De Berry; Fanny Campbell y la despiadada Ann Mills.

Charlotte de Berry. Esta inglesa del siglo XVII empezó al vestirse como un varón con el fin de seguir a su esposo en la Armada Real.

Cada una de ellas cuenta con una historia apasionante, sin embargo, las más conocidas fueron Anne Bonny y Mary Read.

Anne Bonny y Mary Read junto al pirata Rackham

De Anne se cuenta que desde la adolescencia ya era todo un carácter, una auténtica pendenciera con faldas, que con catorce años compareció ante un magistrado por rasgarle la cara a un muchacho con un cuchillo de cocina; y con 18, ya había ampliado su currículum vitae matando en duelo a una cortesana llamada María Vargas

Anne y Mary se conocieron siendo ambas miembros de la tripulación del pirata Rackham. En el barco llevaban ropas de hombre, juraban y blasfemaban y se hicieron muy famosas por sus múltiples hazañas y por demostrar más valor que muchos hombres.

Capturadas junto a Rackham, fueron juzgadas en Jamaica en 1720. Conocedoras de las leyes inglesas se declararon “embarazadas”, por lo que el tribunal ordenó que fueran juzgadas después de dar  a luz.  Aunque ambas fueron condenadas a la horca, Mary Read logro escapar al morir de unas fiebres en la cárcel y Anne, tras varios aplazamientos, misteriosamente desapareció de los expedientes oficiales.

Anne Bonny

También en el siglo XVIII otras mujeres piratas se harían famosas Mary Lindsey, Mary Harvey, Rachel Wall y la irlandesa Margaret Jordan, estas últimas condenadas a muerte en 1789 y 1809, respectivamente.

Y el cine también ha rendido homenaje a estas mujeres de leyenda. En La isla de las cabezas cortadasGeena Davis interpreta a Morgan Adams, la hija de un capitán pirata, que se embarca en la búsqueda del tesoro de la isla de las cabezas cortadas.

Fuentes: Amarre “historia de la Piratería”,  Arquehistoria “Mujeres Pirata”, Pirate documents, Páginas de la historia, Piratas en el Cine, Quo “Mujeres Pirata”, Muy Interesante,

EL PRÍNCIPE DESDICHADO

O de cómo un Rey y padre fue capaz de dejar morir a su propio hijo!!!

Felipe II por Sofonisba Anguissola, 1565 (Museo del Prado, Madrid, España) Kunsthistorisches Museum, Viena (Austria)

A lo largo de la historia muchos son los ejemplos que nos han llegado de «asesinatos familiares» (magnicidios, parricidios,…), cometidos por reyes, reinas, emperadores, príncipes… Famosos son los casos protagonizados, sin ir más lejos, por la esposa del primer emperador romano, Augusto. En la novela «Yo, Claudio«, Livia es mostrada como un personaje malvado, frío y calculador que recurre a todo tipo de estratagemas para lograr que su hijo Tiberio suceda a Augusto en el Trono de Roma. El narrador de la historia, Claudio, la incrimina por múltiples asesinatos, la mayoría por envenenamiento, entre los que se encontraría incluso su propio esposo, el Emperador.

En la Historia de España también existen algunos ejemplos conocidos. Recordemos como el Romancero, allá por el S. XI,  nos relata como el más famoso de los “caballeros” medievales, Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid, fue expulsado del Reino precisamente por exigir que el Rey Alfonso VI, acusado del asesinato de su hermano Don Sancho  II ,demostrara su inocencia . Fue el mismo Cid quien tomó juramento a Don Alfonso, en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, de no haber tenido arte ni parte en la muerte de Don Sancho.

Si bien, los ejemplos anteriores se diluyen en la leyenda, existen, sin embargo, otros casos que han quedado marcados en las páginas sin posibilidad de ser borrados o ser objeto de fábulas, leyendas  o mitos.  Esta fue la historia del más desdichado de nuestros infantes, el Príncipe Carlos, hijo de Felipe II.

Hijo del primer matrimonio del monarca con Da. María Manuela de Portugal, fue  educado  junto al medio hermano del rey don Juan de Austria y Alejandro Farnesio  y en 1560  fue reconocido como heredero al trono siendo proclamado «Príncipe de Asturias».

El príncipe de Asturias por Alonso Sánchez Coello, circa 1558, Museo del Prado

El Príncipe no estaba, lo que se podría decir, demasiado dotado para las labores de gobierno. Víctima, quizás, de la persistente endogamia de los Austria, adelocía además de un delicado estado de salud continuo, de una malsana afición sintiendo predilección, ya desde pequeño, por la realización de diversos actos excéntricos y crueles que infligía a animales y siervos.

Su padre le había prometido el Gobierno de los Países Bajos, pero en 1564, viendo el empeoramiento de su estado mental así como la situación extremadamente delicada en aquellas tierras sublevadas, decidió no ponerlo en sus manos, labor que  encomendó al Duque de Alba.

Si ya era bastante el odio y celos que el Príncipe sentía hacia su padre, por haber contraído nupcias con Isabel de Valois (la esposa que le estaba destinada a don Carlos pero que Felipe II, al enviudar, desposó), elste último desplante acrecentó la deseperación de Don Carlos quien decidió iniciar tratos con el conde de Egmont, uno de los líderes rebeldes en los Países Bajos. Desafortunadamente para él, El Rey fue informado de que el Príncipe planeaba huir a Flandes.

A medianoche del 18 de enero de 1568 el rey, junto a algunos notables del reino, se presentó en la alcoba del Príncipe, donde éste dormía placidamente. Éstos desarmaron a don Carlos quien confinado en sus aposentos en donde meses más tarde, quizás por las altas temperaturas que los mismos llegaron a alcanzar, murió un 28 de julio de 1568. La sospecha de una intervención directa de Felipe II en este trágico desenlace se convirtió en un elemento sustantivo de la «leyenda negra».

La Reina Isabel fallecería poco después, el 3 de octubre del mismo año, al dar a luz prematuramente y sobrevenirle unas fiebres de las que ya no se recuperó. Decían que su salud se había resentido con el disgusto.

Sus supuestos amores con la Reina Isabel fueron unos de los temas favoritos de los románticos y la historia de este príncipe desgraciado inspiró la trágica obra de Schiller en 1787, Don Carlos, así como también la famosa ópera de Verdi de 1866.